EL AÑO DE (DES)ENMASCARAMIENTO

EL AÑO DE (DES)ENMASCARAMIENTO

por - Ensayos, Top 10 anual, Varios
01 Ene, 2022 09:21 | comentarios
Algunas palabras para culminar con el 2021 y mis películas más queridas del año.

En algún momento iba a suceder: los cines volvieron abrirse, llegaron los estrenos, los festivales de cine no prescindieron del término “virtual”, pero la fuerza semántica de cada edición fue la naturaleza presencial. Las plataformas persistieron con su afán de deslocalizar a las películas de la sala, acopiar estrenos en carácter exclusivo y concretar la sustitución soñada, que no es otra que una experiencia privatizada del cine. La disputa es ostensible: ¿dónde ver y escuchar cine?

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Los signos son legibles, aunque el futuro es incierto: las películas se pueden ver de múltiples formas y son las plataformas las que llevan adelante una transformación global de las conductas perceptivas de las audiencias masivas. Mientras la prepotente oferta es ubicua y el llamado “consumidor” se siente tentado a contratar todas las variantes actuales para poder ver todo, no importa si escoge la N roja en la que el menú farragoso se simula con un algoritmo o si opta por el servicio opuesto (de MUBI), en el que se vindica el cine de autor. Elija lo que elija, el rol de consumidor domina el tiempo doméstico, fragmenta la atención y rara vez hace olvidar el propio mundo para perderse en un universo enteramente otro. La modulación del nuevo espectador es indiferente a la propuesta estética elegida: lo doméstico no solo es dominio de certezas, resulta también un ámbito propicio para la discontinuidad de la experiencia, la dispersión cognitiva y la distancia emocional.

A la modulación perceptiva del espectador se añade un sistema de restricciones. En los cines comerciales ya casi no se estrenan películas identificadas como cine arte. Las pocas que conocen un estreno apenas cumplen una semana en cartel y no atraen multitudes. Basta recordar que dos décadas atrás El sabor de la cereza de Abbas Kiarostami, una película sobre un suicida, convocó a 130.000 personas en las salas para comprender la transformación radical de la que somos testigos. Quienes hayan estrenado Undine de Christian Petzold y Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma pueden sentirse satisfechos si arañaron los 10.000 espectadores, una cifra menesterosa. ¿Cuántas personas vieron El prófugo, uno de los mejores títulos recientes para representar el cine vernáculo en el Óscar? ¿Cuántas espectadores llegaron a estremecerse con Esquirlas, la película que más premios ha acumulado en el año?

El inverificable pero sí conjeturable argumento sociológico que explica la disminución del público radica en presuponer que el espectador de ese tipo de películas ha abandonado la sala y prefiere el menú de las plataformas. ¿Será así? Quizás también se ha percatado de la estafa estructural del negocio de exhibición. Las condiciones de proyección son paupérrimas en el país. Las lámparas gastadas constituyen solamente lo visible de una defraudación técnica flagrante.

El perro que no calla de Ana Katz es una de las grandes películas del año. Predijo con misteriosa felicidad la pandemia delineando una salida veloz de una desgracia cósmica. Duró una semana en cartel. Quienes amamos el cine tal vez debemos luchar por la transmisión de una experiencia y una tradición que se erigió en la sala de cine y la necesita. Faltan salas, faltan también palabras que inciten el deseo y resignifiquen el acto de ver una película, más allá de la comodidad narcisista del living y el acceso virtual a una totalidad ingobernable en la que circulan, presuntamente, todas las imágenes del mundo. 

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*La foto que encabeza la publicación la saqué en la primera función que vi de Benediction. Es un pasaje hermoso en el film, un momento que me acompaña diariamente en cada ocasión que levanto la vista y miro los árboles de las ciudades, los pueblos y el campo.

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Mis películas del 2021: once por dos es igual a veintidós

El gran movimiento

El conjunto de películas de esta lista están unidas por algún elemento en común que tienen entre sí. Todas me han acompañado desde el momento en que las vi. Todas, según mi entendimiento, expresan algo esencial del mundo contemporáneo y la relación del cine con lo real y lo imaginario.

Sin orden de preferencia:

Benediction (Terence Davies) / Memoria (Apichatpong Weerasethakul)

El gran movimiento (Kiro Russo) / Historya ni Ha (Lav Diaz)/ 

AI at War (Florent Marcie) /Zeros and Ones (Abel Ferrara)

PR1NC3S4 / 3SCOMBRO5 (Raúl Perrone)

Pathos Ethos Logos  (Joaquim Pinto, Nuno Leonel) / Diarios de Otsoga ( Maureen Fazendeiro, Miguel Gomes)

France (Bruno Dumont) / Rien à foutre (Julie Lecoustre/ Emmanuel Marre) / 

El perro que no calla (Ana Katz) / Hygiène sociale (Denis Côté) 

In Front of Your Face (Hong Sang-soo) / Looking for Horses, Stefan Pavlović / 

Ras vkhedavt, rodesac cas vukurebt?/ Alexandre Koberidze, Georgia-Alemania, 2021 / El piso del viento (Gustavo Fontán)

/The First 54 Years: An Abbreviated Manual for Military Occupation Avi Mograbi  (2021) Israel. / / Bad luck banging or loony porn (Radu Jude)

Quién lo impide (Jonás Trueba) / Summer (Vadim Kostrov)

Roger Koza / Copyleft 2022