Playing Men, Matjaž Ivanišin, Eslovenia-Croacia, 2017

En la hipérbole del necesario discurso feminista que trastoca los cimientos del edificio conceptual del patriarcado global, este lúdico y libre film de Ivanišin se propone explorar la masculinidad en distintos contextos y generaciones; puede ser un torneo de lucha para registrar la fuerza del cuerpo; pueden ser los jóvenes de zonas rurales compenetrados por un viejo juego que pone a prueba la idea de competencia entre hombres; y puede ser también el placer de la conversación entre dos amigos que recuerdan en una cancha de tenis la proeza de un tenista serbio que venció alguna vez en Wimbledon, escena que sintetiza la genialidad del film. Las elipsis, los conceptos de interacción entre sonido e imagen y la celebración de la más auténtica cinefilia (el homenaje a Howard Hawks es inolvidable) son admirables. Pocas películas retratan así la secreta ligazón entre el cine y el pueblo, aquí gracias a un triunfo deportivo que traspasa el velo del nacionalismo y deja al descubierto la alegría del pueblo.

Doble yo, Felipe Rugeles, Colombia-España, 2018

En la magnífica ópera prima de Rugeles el remanido tópico de la identidad tiene un giro inesperado con el que recobra sentido la pregunta sobre lo que constituye a un pueblo y a un sujeto. A partir de cartas, filmaciones y fotografías del etnógrafo colombiano Gregorio Hernández de Alba, incluso de una especie de radionovela titulada “Estampas de la conquista”, el joven realizador toma las memorias del científico sobre sus viajes a Tierradentro y su relación con la tribu Nasa durante la década de 1940 como un ejemplo simbólico de cómo se ha entretejido la polifónica identidad colombiana. Rugeles suma la presencia del irrisorio fantasma de un conquistador español, examina los prejuicios literarios de Kipling e invoca la hipótesis multirracial de Paul Rivet sobre el poblamiento de América, y constituye así estratos de significaciones que están en el tejido de la identidad colombiana y americana. La intuición fuerte del director es percibir todo este dilema cultural como si la identidad no fuera otra cosa que un procedimiento de montaje infinito, que se duplica audazmente en la propia materia del film.

Fotogramas: Doble yo (portada); Playing Men. 

Roger Koza / Copyleft 2018

Doc Buenos Aires 2018

* A propósito del cine (político) de Travis Wilkerson (leer aquí)

* Distant Constellation y Carry On (leer aquí)

*  Segunda vez, Dead Souls y In the Desert – A Documentary Diptych (leer aquí)

* Deriva y Frankie (leer aquí)

* Ustia y La extraña. Notas sobre el (auto)exilio (leer aquí)

* Carta abierta (leer aquí)