CUARENTENA

CUARENTENA

por - Críticas
21 Dic, 2008 06:55 | comentarios

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

 LA DISCRETA CLARIVIDENCIA DE LA PARANOIA

Cuarentena, EE.UU., 2008.

Dirigida por John Erick Dowdle. Escrita por J.E. Dowdle y Drew Dowdle.

** Válida de ver

A pesar de sus defectos ostensibles, la película de Dowdle está por encima de los productos de un género, el terror, en el que se subestima, casi como regla, a sus espectadores.

El historiador de culturas William Irwin Thompson decía, a propósito de Videodrome de David Cronenberg: «Se trata de una forma artística de narración paranoica en la que un video literalmente puede cambiar el sistema nervioso, aunque las narraciones paranoicas ofrecen un modo de caricaturizar y hacer visible algo que está ocurriendo más allá de la normalidad y de la mentalidad histórica dominante». Soy leyenda, Cloverfield, El fin de los tiempos, Ceguera y ahora Cuarentena, cinco películas estrenadas este año, son síntomas en donde lo catastrófico expresa una grieta en un sistema de vida. Son fantasías colectivas que señalan un malestar.

Todo es felicidad en un inicio. Una reportera y un camarógrafo de un programa televisivo llamado Turno Nocturno están dispuestos a retratar la vida de los bomberos de un destacamento de Los Ángeles. Son héroes cívicos, más todavía después del 11/9. La periodista exhibe un plus de excitación, pues aduce haber soñado con ser bombero. Indiscreta y entusiasta, juega al básquet con la brigada, se ríe, los seduce e inspecciona todo, hasta los filma bañándose. Son buenos muchachos, incluso entrenan dálmatas, pues poseen un «sentido de la tradición».

Hasta que llega un llamado de auxilio. Algo pasa en un edificio pequeño: una mujer grita desesperadamente y sus vecinos se preocupan. Parece un procedimiento de rutina, pero los bomberos y algunos policías comprobarán que no. Toparse con una señora que gruñe como un perro y escupe espuma blanca por la boca no es un suceso cualquiera. Lo que sigue es puro terror. Gente infectada e inesperadamente encerrada, un área epidémica, militares (casi no se ven, pero se escuchan) y otros animalitos y mascotas sin sentido de la tradición…

El joven realizador Dowdle elige el mismo procedimiento que su colega Reeves en Cloverfield: todo lo que vemos es lo que registra el protagonista con su cámara. La diferencia con aquella película es que aquí el territorio del horror está miniaturizado. No se trata de un ataque exterior, un monstruo, sino de una alteración orgánica (y voluntaria) de un virus conocido. Es un monstruo interior.

En efecto, Cuarentena y Cloverfield desnaturalizan nuestra experiencia mecánica de filmarlo todo sin ver lo que miramos. Que los planos sean subjetivos involucra a quien mira, además de cuestionar la lógica del informativo televisivo que distancia al receptor de la noticia del contenido de ésta. Así, los tiempos de los planos simulan un tiempo real; el desenfoque, el zoom, el registro de cámara en mano, la loable decisión de no utilizar música transmiten urgencia e inmediatez. Ambas películas se apropian de un género cinematográfico costoso e indican un camino estético y económico en donde el ingenio define la propuesta y no un presupuesto.

Esta remake del filme español REC, también estrenado este año, apuesta a un terror materialista. No hay fantasmas, ni alienígenas malignos. Es la naturaleza misma la que deja de responder naturalmente. El terror consiste en una experiencia que no se puede nombrar. Más traumático aun si lo que se resiste a ser simbolizado es la conducta de un sabueso, un niño, un vecino cualquiera, incluso una rata.

Copyleft 2008 / Roger Alan Koza

 Esta crítica fue publicada por el diario La Voz del Interior en el mes de diciembre