CRÓNICAS DE UN AFFAIR / CHRONIQUE D’UNE LIAISON PASSAGÈRE

CRÓNICAS DE UN AFFAIR / CHRONIQUE D’UNE LIAISON PASSAGÈRE

por - Críticas
24 Oct, 2022 09:37 | Sin comentarios
El universo de Mouret es acotado, pero es hermoso y por eso suficiente.

Escenas de la vida no conyugal

Ni la invencible institución del matrimonio ni la invención de prácticas amorosas recientes bajo el rótulo poliamortienen que ver con la pequeña historia separada por meses (y dos años) de Crónicas de un affair. La inteligencia sensible que permea la película es refractaria a la definición. Que un hombre casado se encuentre esporádicamente con una mujer separada y madre de dos hijos y disfruten del sexo, la conversación y el compañerismo puede estimular el juicio del moralista y la aprobación del libertario. No es la vía elegida por Emannuel Mouret, quien parece interesarse por la fluidez de la vida sentimental y elude explorar emociones abigarradas a merced de un pacto o una promesa. ¿Cómo filmar un sentimiento libre de atributos?

En Crónicas de un affair, Simon y Charlotte empiezan a verse un 28 de febrero, repiten varias veces en marzo y continúan en mayo. Se gustaron en una fiesta, más tarde pactaron una cita. Desde esa primera cita hasta un viaje juntos se extiende la experiencia libre que comparten y reconocen hablando sobre ella y resguardándola en palabras. En ese tiempo han aprendido que pueden quererse, reírse, acostarse y hablar de todo. Casi siempre verbalizan sobre la singular anomalía que los une. En ocasiones porque lo necesitan, en otras porque algún estímulo reverbera sobre las dudas e inquietudes que albergan, como sucede cuando escuchan un programa de radio sobre la prehistoria. El placer de la conversación es una evidencia en todo el metraje; no importa si se trata de la estrechez de los celos, los modales masculinos y femeninos o formas de interpretación sobre la naturaleza y la cultura. Hablar puede ser un sucedáneo de amar. El sexo y la palabra son movimientos dialécticos del misterio que los atrae.

La exploración de la esfera sentimental no constituye una novedad en el cine de Mouret: El arte de amarOtra víaLas cosas que decimos, las cosas que hacemos expresan un interés específico por lo que sucede entre personas que dicen amarse. El refinamiento y la lucidez que detenta Crónicas de un affair es ostensible, tal vez consecuencia de una obstinada indagación sobre el deseo en las películas precedentes. Desde el minuto uno, la película revela por cada plano una idea y una búsqueda formal que la sustente: la distancia de cámara, registrando la primera visita de Simon a la casa de Charlotte, es una prueba. Desde la oscuridad de la habitación desde donde ocurre la toma la luz se descubre la interacción de los amantes en la habitación siguiente. Es la primera vez, y entrometerse en demasía sería inadecuado. El primer beso viene secundado por el cambio de ritmo de un tema de Ravi Shankar y la sincronización entre el roce de los labios y el cambio musical dista de ser circunstancial. Menos azaroso resultan los magníficos travellings hacia adelante en momentos decisivos de la trama. Ese movimiento perceptivo indica en un pasaje todo lo que puede expresar un rostro si viéramos a Charlotte de frente cuando Simon introduce sin énfasis el enamoramiento como una cuestión compartida. Charlotte permanece de espaldas, no hay contracampo, ni para el espectador ni para Simon. En esa decisión se enuncia una estética tenue y delicada por la que se puede percibir el desplazamiento imperceptible del estado de ánimo de los personajes. Es una proeza insólita.

Mouret no solo es una cineasta, es también un muy buen actor, esto es: conoce lo que significa estar detrás y delante de cámara. No es una garantía que un actor-director aproveche bien la eficacia de sus intérpretes, pero lo que pasa con Vincent Macaigne y Sandrine Kiberlain es extraordinario. Decir como suele hacerse que existe buena química entre los dos es ser irrespetuoso. El desempeño de la pareja protagónica es admirable: Kiberlain hasta parece hacer un uso consciente de una mancha a la derecha de su cara para transmitir que la variable del tiempo es constitutiva de sus decisiones. La vulnerabilidad de Macaigne se delinea en el tono de la voz y su volumen, y en las tímidas modificaciones que afectan su cuerpo, siempre contenido frente a la hermosa verborragia que lo ampara.

Algo sucede en el tercer mes de la relación, algo completamente inesperado. Y eso también es hermoso, como la cita de Escenas de la vida conyugal de Bergman en el final y los planos fijos sobre todos los lugares donde Charlotte y Simón anduvieron juntos. Ese giro del relato es también precioso, como cada minuto de la película.

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Crónicas de un Affair / Chronique d’une liaison passagère, Francia, 2022.

Escrita y dirigida por Emmanuel Mouret.

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*Publicado en Revista Ñ en el mes de octubre 2022.

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Roger Koza / Copyleft 2022