CRÍTICAS BREVES (79) / MES FICUNAM 2015 (08): LETRAS FANTASMAS

CRÍTICAS BREVES (79) / MES FICUNAM 2015 (08): LETRAS FANTASMAS

por - Críticas breves, Festivales
21 Feb, 2015 11:44 | 1 comentario

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Por Roger Koza

El color de las granadas, Sergei Paradjanov, Armenia 1969

Decía Serge Daney, a propósito de El color de las granadas (1968), del maestro armenio Sergei Paradjanov: “Reconstruye la hipótesis de una imagen de la que se pudiera decir: ésta data de mucho antes del cine. Constituye una suerte de intrusión imaginaria milagrosa en un mundo que existió y al que jamás tendremos acceso”. No se podría expresar mejor la experiencia de enfrentar una película que intenta comunicar con sus imágenes planas, como si se tratara de una pintura sin perspectiva en movimiento que imita la organización de entes y objetos en las típicas alfombras armenias, la vida y obra del poeta Sayat Nova (1712-95).

Dividida en segmentos que corresponden a la niñez, adolescencia y adultez del escritor, es en las imágenes en donde se puede “leer” la poesía, más que en los pocos versos citados. Ya en un inicio se expresa una poética y un método, pues hay aquí una forma originalísima de encarar un biopic, género codificado en exceso. De lo que se trata es de apropiarse cinematográficamente del simbolismo y la alegoría pertenecientes a una tradición medieval específica, de lo que se predica la radicalidad de la puesta en escena; acaso la dificultad que puede provocar el acceso a un universo distante es inversamente proporcional al placer de descubrir y entrar en un mundo desconocido.

Sin embargo, existe una misteriosa conexión entre este universo simbólico y el cine “primitivo”, pues la expresión material de la cosmovisión del poeta en imágenes remite en varios aspectos al cine silente: la sensualidad de los cuerpos, la frontalidad de los rostros vistos casi siempre en planos generales y medios, la sustracción del sonido ambiente, la economía verbal y los intertítulos pueden constituir un puente entre lo extraño y lo familiar.

Cada secuencia en el film de Paradjanov oscila entre lo sublime y lo alucinatorio. Un buen ejemplo: ver al niño poeta acostado en el suelo mientras unos cientos de libros cuelgan en una pared secándose al sol es asistir a una de las tantas secuencias en las que otro sistema de representación de la realidad se despliega frente a los ojos.

Roger Koza / Copyleft 2015