CORNELIA FRENTE AL ESPEJO

CORNELIA FRENTE AL ESPEJO

por - Críticas
16 Nov, 2012 06:11 | 1 comentario

**** Obra maestra  ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Koza

LA VIDA DE LOS ESPECTROS

Cornelia frente al espejo, Argentina-Holanda, 2012

Dirigida por Daniel Rosenfeld. Escrita por D. Rosenfeld y Eugenia Capizzano.

*** Hay que verla

Una película intempestiva en el contexto actual del cine argentino, uno de los grandes secretos del año. 

Los fantasmas son recurrentes en el cine, un arte literalmente de fantasmas. ¿Qué es una imagen (cinematográfica) sino el paso de la luz sobre un cuerpo y un objeto, que se retiene en una película y luego, gracias a un proyector, este registro de un presente ya pasado vuelve a tener movimiento (y sonido)? Las criaturas del cine son por definición fantasmas materiales.

Pero la tercera película de Daniel Rosenfeld nada tiene que ver, eventualmente, con los espectros de las películas de terror. Tampoco es un tratado del espíritu en clave esotérica. En principio, Cornelia frente al espejo es la trasposición al cine de un cuento corto (de título homónimo) de Silvina Ocampo. El procedimiento es atípico y arriesgado. Cada palabra pronunciada por los intérpretes corresponde al texto de Silvina Ocampo, de tal modo que la escritura reencarna, adquiere sonoridad, vive. Hay cuerpos y una casa. Y también música: Jorge Arriagada, un músico vinculado al cine de un genio, el gran cineasta chileno Raúl Ruiz, aporta misterio.

Cornelia mira el espejo de su casa y ve a una mujer. ¿Es una pariente? Hablará con ella como si estuviera muerta. Luego tendrá una aparición breve una niña que quiere ver una muñeca de piedra, e imperceptiblemente desaparecerá para ser sustituida de inmediato por un ladrón obsesionado con las llaves de una caja fuerte. ¿Qué viene a robar? Poco importa. Finalmente, llegará un amante, pero Cornelia no lo recuerda y menos aun que él la ha besado. Le pedirá que la ayude a morir y él aceptará si ella le cuenta toda su vida, un segmento glorioso en el que viejas fotografías ilustran el pasado de la potencial suicida.

Extraña y hermosa película la de Rosenfeld, destinada quizás al limbo en el que viven sus personajes y a cierta incomprensión general. No es teatro filmado, tampoco una adaptación literaria ni una película acartonada. Su anacronismo es su fuerza; su estilo, una certeza. ¿Cuál es su secreto?

Un secreto puede ser la actriz que interpreta a Cornelia. Eugenia Capizzano es una revelación, una aparición, una entidad fílmica que debería tener como mínimo un film por año. La tristeza de su personaje y su fijación suicida, en su interpretación y movimientos, evita lo sombrío y la pesadez metafísica (y conjura la ausencia de humor), pero no deja por eso de comunicar un sentimiento que no llega jamas a enunciarse pero sí a percibirse: una discreta esperanza a la vuelta del desasosiego. O tal vez, en un léxico no del todo lejano al espíritu del film, se trata de un más allá del instinto de muerte. En efecto, los psicoanalistas tendrán material de trabajo, pues Cornelia frente al espejo bien podría ser la puesta en escena de un sueño revelador y una aproximación elegante y lúcida al viejo dilema analítico respecto del deseo femenino. ¿Existe la mujer? Las feministas, por otro lado, no podrán quejarse y podrán decir lo suyo, ya que Rosenfeld sintoniza perfecto el mundo simbólico de Ocampo y Capizzano parece encarnar la quintaesencia de la subjetividad femenina.

Después de un plano secuencia tan lírico como preciso en el que Cornelia se esfuma en el bosque, seguido de unos planos fijos de la casa en la que transcurre toda la película, se escucha: “Soy lo único que no conozco. Voy a beber algo mejor que la vida. Por suerte, ya sé todo lo que no soy yo”. Lo que está frente a nuestros ojos no es otra cosa que la experiencia literaria, allí donde el yo confronta con la palabra su deleznable materialidad.

Esta crítica fue publicada en otra versión en el diario La voz del interior en el mes de noviembre 2012

Roger Koza / Copyleft 2012