CINEFILIA ONLINE (10): NOTICIAS DESDE EL PAÍS DEL MALESTAR

CINEFILIA ONLINE (10): NOTICIAS DESDE EL PAÍS DEL MALESTAR

por - Cinefilia online
21 Ene, 2015 10:38 | comentarios
eastern_boys_3

Eastern Boys

Por Roger Koza

En diciembre fue Márgenes, el radical y selecto festival de cine online español. Ahora es el turno de My French Film Festival. Por un mes, diez largometrajes y diez cortometrajes en competencia, además de cuatro películas fuera del concurso correspondiente a esta nueva edición, estarán disponibles gratuitamente, en excelente copias y con subtítulos al español; el 16 de febrero será el último día para “asistir” al importante evento que no tiene lugar en ninguna parte pero se puede ver desde cualquier lado del mundo.

Por cierto: ninguna de las películas en competencia fue estrenada jamás en el país, y algunas han pasado por varios festivales internacionales de renombre (Cannes, Venecia). Es decir, no se trata entonces de un saldo estético, sino de un concepto de programación por el que se intenta recuperar algunos títulos relevantes que tal vez no fueron percibidos en su total dimensión.

Entre los 10 títulos en competencia, Eastern Boys (2013), de Ramiro Campillo, segunda película del editor y guionista de Laurent Cantet (Recursos humanos y El empleo del tiempo), es sin duda la mejor película de la competencia y a su vez un filme que adquiere mayor interés tras los ominosos y desgraciados asesinatos en París y sus consecuencias reales y simbólicas posteriores. No se trata aquí de islamofobia sino de los “otros” de Europa, los que llegan del Este del viejo continente y que también ponen en peligro la estabilidad social, según el imaginario occidental dominante. Campillo, no obstante, no establece una otredad bárbara como origen del problema y entiende que las tensiones entre inmigrantes y ciudadanos originarios de su país se explican por un problema en la distribución de las riquezas. Las desigualdades, en ciertas ocasiones, son tan inconmensurables que una respuesta lógica se expresa mediante la violencia.

Los 10 primeros minutos son extraordinarios. Varios planos generales sobre la estación Gare Du Nord permiten divisar los movimientos de una pandilla de chicos del Este (casi todos rusos). Se dispersan, se juntan, se pavonean y se muestran desafiantes. Díscolos frente a un sistema que los excluye, no hay ley que los persuada a comportarse. El dispositivo observacional de esas escenas también tiene algo de policíaco. Las cámaras están en todos lados, ellos también.

Un hombre de 50 años aparece en escena y un pibe de Ucrania (criado en Chechenia), que está con los rusos, lo interpela preguntándole qué quiere y diciéndole que “hace de todo”. Entonces Daniel recibirá una visita, pero más que un encuentro íntimo, se encontrará como el anfitrión de una especie de rave que tiene lugar en su propia casa. En efecto, los muchachos entrarán a su casa, bailarán, se servirán unos tragos y se llevarán prácticamente todo. Este pasaje es de una violencia total, pero no porque se desate una golpiza encarnizada, sino por la relación violenta que se establece entre los objetos y los desposeídos.

El trabajo de Olivier Rabourdin como Daniel es conmovedor y lo que sucederá entre él y el joven ucraniano, ya después del robo en su casa, le dará un giro insospechado a la película. La atracción sexual será sustituida por una afectividad filial, la cual vendrá acompañada por otros matices y descubrimientos de lo que significa ser un inmigrante en París.

Un clásico de clases

Como suele suceder en todas las ediciones de My French Film Festival, siempre hay algún clásico del cine galo en la programación. En esta ocasión, A pleno sol (1960), de René Clément, una adaptación cinematográfica de la novela de The Talented Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, y con el protagónico de Alain Delon, es el título elegido.

En la sexta película del galán francés por excelencia, Delon interpreta a Ripley, un joven muy apuesto que es contratado por el padre de un ricachón para encontrar a su hijo. El parecido entre Tom Ripley y Philippe Greenleaf es ostensible desde el primer momento, y la fascinación del primero por la vida de lujos y placeres ilimitados del segundo lo llevará a fantasear con ocupar su lugar. Y es así que, en cierto momento, Ripley tomará literalmente el lugar del pudiente, después de asesinarlo y sustituirlo por un tiempo en todos sus quehaceres, incluso los amorosos.

A diferencia de la reciente adaptación de Anthony Minghella de la novela de Highsmith, en la que la relación entre Ripley y Greenleaf estaba más atravesada por un deseo homosexual reprimido, en el filme de Clément la tensión, más que sexual, es fundamentalmente de clases, algo que se establece con particular precisión en el inicio, cuando un amigo del millonario desprecia abiertamente la presencia de Ripley en un café. El resto se parece a la versión más reciente, incluso en la forma de retratar la hermosura del mediterráneo italiano.

(Ver las películas aquí)

Este texto fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de enero 2015

Roger Koza / Copyleft 2015