CINECLUBES DE CÓRDOBA (47): RELATOS GENIALES

CINECLUBES DE CÓRDOBA (47): RELATOS GENIALES

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15 Sep, 2014 10:04 | 1 comentario
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Un toque de pecado

Por Roger Koza

El mayor cineasta chino en actividad se llama Jia Zhangke. Él y Wang Bing son las dos figuras clave de lo que se conoce como la Sexta Generación. Ambos directores han escrito en imágenes las transformaciones sociopolíticas de las últimas décadas, han sido sismógrafos de una nación cuyo devenir es tan extraño como impensable. Wang Bing ha elegido siempre el documental como forma de registro; Jia, por su parte, si bien ha realizado un par de notables documentales, ha preferido la ficción. ¿Qué vienen contando? La constitución delirante del nuevo comunismo neoliberal, una combinación siniestra de lo peor del extinto sistema soviético y del triunfante sistema capitalista.

Su última película, Un toque de pecado (2013), es un giro extraño en su carrera. Por primera vez en su cine la violencia explícita tiene un lugar preponderante, una incorporación en la puesta en escena que puede desorientar a los acólitos del director. Un toque de pecado, que Jia ha denominado como un film perteneciente al género wuxia pian, poco tiene que ver con melodramas anacrónicos y caballeros voladores luchando con espadas medievales y desafiando a la gravedad, pues las cuatro historias que articulan la película tienen que ver con la aniquilación de la libertad y con una enajenación estructural en el ánimo de sus personajes que los empuja a situaciones extremas y catárticas. Lo que irá sucediendo con un minero indignado por el enriquecimiento infinito de sus jefes, una empleada de un sauna enamorada de un hombre casado, un padre de familia devenido en ladrón y asesino, y un joven obrero que va de una fábrica a otra sin hallar su lugar en la sociedad china denota un malestar general.

¿Se trata entonces de Relatos salvajes en la nación de Xi Jinping? La clarividencia sociológica de Jia, la delicadeza con la que acompaña a todos sus personajes, la forma de mostrar las prácticas sociales en este comunismo neoliberal del siglo XXI están en las antípodas del celebrado film de Szifrón, cuya visión social se reduce a un hobbesianismo pueril y sus decisiones formales se limitan a dos o tres trucos de cámara. Jia es un maestro del cine contemporáneo: cada decisión formal es una demostración cabal de una idea de cine. Véase, por ejemplo, el magnífico plano final: el rostro del pueblo nos mira, y si bien la película transcurre en China, sus personajes se convierten en nuestros hermanos. (Miércoles 17, a las 21hs, en Cinéfilo Bar).

Die blonde Sünderin

La bahía de los ángeles

Jugando con Demy

Los programadores de “El séptimo”, cineclub que funciona en el Museo Caraffa, han organizado un ciclo denominado “El universo de Jacques Demy y Agnès Varda”, un cosmos cinematográfico digno de visitar con pasión, pues este matrimonio cinematográfico tiene en su haber películas magníficas y fundamentales en la historia del cine.

Este miércoles 17 de septiembre a las 20.00hs se proyectará La bahía de los ángeles (1962), segunda película de Demy, un film ligero y transicional sobre la psicología del jugador, un poco antes de que Demy reinventara en cierto sentido el musical y llevara el género al universo de la clase obrera. Como si hubiese canalizado la belleza ingenua de Marilyn Monroe, la extraordinaria Jeanne Moreau interpreta a una mujer cuya religión es literalmente el juego: “El casino es mi iglesia”, dice en algún momento. Por azar, como corresponde, se encontrará con Jean (Claude Mann), otro joven que por la influencia de un compañero de trabajo también se entregará al juego como una forma de vida. El film transcurre en la Costa Azul francesa, y si bien Demy evita la postal turística, no deja por eso de señalar las relaciones que se establecen entre el ocio propio de las vacaciones y los juegos de azar, de lo que es un ejemplo cierta afirmación enigmática por parte del personaje de Moreau, que siente culpa al ganar en la ruleta, como si el dinero ganado lo hubiera robado. A pesar de que se trata de una película sobre una adicción, ella no transmite jamás el peso de su trama. (Museo Caraffa)

Moverse y habitar

La tercera película del ciclo “Ciudad y Modernidad”, programación a cargo de Alejandro Cozza, es Perpetuum Mobile (2010), una de las películas más accesibles de Nicolás Pereda. El mítico Gabino (infaltable en el cine del director mexicano) vive con su madre y trabaja junto a un amigo haciendo mudanzas. La interacción con los clientes le permite a Pereda ensayar una lectura sobre la relación que se establece entre las personas y los inmuebles, y sugerir un cierto estado anímico de la clase media mexicana que se revela en cada mudanza. Uno de los mejores momentos del filme tiene como protagonistas secundarios a los escritores argentinos Noé Jitrik y Tununa Mercado; es una secuencia breve, no exenta de humor, en la que uno de los cónyuges ha decidido mandarse a mudar (otra curiosidad es un cameo del músico Michael Nyman). El desenlace de Perpetuum Mobile se confronta con lo opuesto del título de la película: el fin del movimiento, el fin de la vida. Secuencia magistral, pletórica de sugerencias y sin apelar a la palabra para dotarla de significado. (Viernes 19, a las 19hs, Av. H. Irigoyen 114

Esta nota fue publicada en el diario La voz del interior durante el mes de septiembre 2014.

Roger Koza / Copyleft 2014