CINECLUBES DE CÓRDOBA (46): ¿QUIÉN LE TEME AL SEÑOR CÔTÉ?

CINECLUBES DE CÓRDOBA (46): ¿QUIÉN LE TEME AL SEÑOR CÔTÉ?

por - Cineclubes de Córdoba, Críticas breves
08 Sep, 2014 06:01 | comentarios
big_dasha-deniscote

Denis Côté

Por Roger Koza

Debe medir casi dos metros, sus brazos están meticulosamente tatuados, todos sus dedos están revestidos por anillos insólitos, casi siempre viste como si fuera un vaquero y puede hablar tanto en inglés como en francés, a pesar de ser un canadiense de Quebec. Es sin duda el mejor director canadiense de su generación y sus películas suelen movilizar al espectador, pues siempre manipulan gentilmente las expectativas que se pueden tener respecto de los temas que suele elegir para tratar en sus películas. Su nombre es Denis Côté, y esta semana es una gran oportunidad para conocer algunas de sus películas.

Este lunes, elegida por los programadores de Cinéfilo como la película del mes, ese cineclub proyectará la magnífica Vic & Flo vieron un oso (2013). Este thriller heterodoxo sobre una prisionera de 61 años que consigue seguir con su condena en una casa solitaria situada en el bosque perteneciente a su familia es una exploración lúcida y seca de la maleable naturaleza humana. Lo que sucede entre Vic y su amante Flo, además de la amable relación que se establece entre ellas y un inspector estatal que controla la adaptación de la reclusa en su nueva cárcel doméstica, sugiere un costado sensible y lúdico de la experiencia humana, incluso poético, que tendrá su contrapartida cuando viejos conocidos trastoquen la serenidad del bosque. Los encuadres son formidables, y cuando Côté pone su cámara en movimiento, sus travellings son virtuosos, como el que cierra la película. (Hoy, a las 21hs, en el Cinéfilo Bar, Bv. San Juan 1020)

vlcsnap-2013-03-17-18h52m27s48

Bestiaire

Tres días después, el cineclub La Quimera exhibirá el notable documental sobre el test de Rorschach: Bestiaire (2012), en el que el joven director elige un zoológico canadiense como espacio de retrato y juega con las expectativas del espectador frente a un conjunto de planos generales fijos de varios de los animales que viven en esa institución. Libres de carteles o de una voz en off que indiquen qué pensar, las miradas de los animales devuelven un signo vacío que no deja de provocar el deseo de interpretar. ¿Es un filme ecologista? ¿Se trata acaso de una alegoría sobre la condición humana? ¿Una denuncia de los sistemas penitenciarios? Literalmente, como si se tratara del famoso test psicológico ideado por Hermann Rorschach a principios del siglo pasado, Bestiaire es una máquina de signos que incita a la asociación, y Côté no sólo es consciente de ese mecanismo sino que se aprovecha de él trabajando hábilmente en ciertas secuencias el sonido e incorporando un pasaje clave y filosóficamente ejemplar el que se ve la labor completa de un taxidermista. (Jueves, a las 21hs, en el Teatro La Luna, Fructuoso Rivera y Pasaje Escutti)

La modernidad hollywoodense

Otro test posible: una hipotética encuesta sobre quiénes serían los referentes entre los jóvenes estudiantes de cine de nuestras universidades (incluso podría funcionar en el extranjero) podría revelar que los directores más elegidos probablemente serían Tarantino y Nolan, y quizás con suerte Lynch y Scorsese. De ser así, una propuesta pedagógica pertinente consistiría en confrontar al alumnado con algunos directores no tan celebrados pero geniales del Hollywood de algunas generaciones olvidadas: ¿quién recuerda, por ejemplo, a John Frankenheimer?

Jesús Rubio, programador del cineclub de la Biblioteca, dedica un muy buen ciclo al director de El tren y El mensajero del miedo. Este miércoles se podrá revisar el sensacional Plan diabólico (1966), un filme que trabaja a fondo sobre la crisis de la identidad (en la adultez tardía), en una vía mucho más delirante y filosófica que Memento, por ejemplo. Tan sólo la secuencia inicial merece nuestra inmediata celebración, pues ahí, a través de un juego perceptivo hipnótico por el que un gran angular deforma a la figura humana en su totalidad, ya se puede leer la clave simbólica de toda la película.

bhp5

Plan diabólico

Un bancario agotado de su existencia es sutilmente invitado por un amigo (véase la perfecta secuencia que transcurre en un tren en el inicio) a transformar enteramente su identidad gracias a una secreta cirugía de última generación. De ese modo, el dúctil John Randolph, tras 40 minutos de película, deja su lugar al gran Rock Hudson. Si bien se trata de un cambio de actores para un mismo personaje, lo que resulta fascinante es identificar un lenguaje corporal y una forma de expresión espiritual común entre los dos actores.

Incluso cuando el banquero se convierta en un pintor y en un hombre ostensiblemente más joven y guapo, el malestar del protagonista permanecerá, excepto cuando participe en una fiesta hippie en honor al dios Baco, momento en el que el filme alcanza una dimensión lírica y delirante digna de admiración. El trabajo del director de fotografía, James Wong Howe, merece una nota aparte, por eso no está de más señalar que los mejores efectos especiales en el cine son aquellos que tienen que ver con encontrar una forma que exprese una experiencia específica. La sintaxis y la luz del filme materializan literalmente la inestabilidad y la angustia del personaje principal. (Miércoles a las 22.00.hs, en Bv. San Juan 49)

Este artículo fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de septiembre 2014

Roger Koza / Copyleft 2014