CINECLUBES DE CÓRDOBA (39): DOS RUMANOS Y UN JAPONÉS

CINECLUBES DE CÓRDOBA (39): DOS RUMANOS Y UN JAPONÉS

por - Cineclubes de Córdoba, Críticas breves
21 Jul, 2014 10:50 | 1 comentario
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Black Test Car

Por Roger Koza

Los cineastas rumanos de nuestro tiempo son increíbles. Filman con la precisión de un cirujano, contextualizan sus historias con la sapiencia de un sociólogo, inventan personajes como si fueran demiurgos. Una afirmación nada temeraria: casi todas las películas rumanas son buenas. Una evidencia: los directores nacidos en los Cárpatos sienten inclinación por el plano secuencia: tienen el secreto de cómo moverse en el espacio y sostener el tiempo de un registro.

Aurora es la tercera película de Cristi Puiu. Como en la magistral La noche del señor Lazarescu, el director sigue a su personaje de inicio a fin prácticamente sin interrupciones. En este caso no se trata de un moribundo inconsciente y víctima de la burocracia estatal que deambula por los hospitales, sino de un singular asesino consciente que va de un lado al otro mientras se prepara para matar a un par de personas. ¿Los motivos de los asesinatos? Algo se sabrá en el final, pero no lo suficiente. Solamente sabremos que el criminal trabaja en una fábrica de químicos, tiene dos hijas y está separado. La austeridad económica de información es aquí un método y su consecuencia inmediata consiste en estimular al espectador a convertirse involuntariamente en un detective existencial. ¿Por qué dispara? ¿Quién es este hombre? Todo se ve como si se espiara a través de una ventana. Ver para pensar, mirar para conjeturar.

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Aurora

Puiu está tanto detrás de cámara como delante de ella. Es él quien encarna al asesino, y en este sentido la perfección de la puesta en escena se duplica en la consecución del plan sanguinario de su personaje. En efecto, el asesino dispara como la cámara registra: a distancia, sin ningún elemento que maquille el acto más terrible que puede acometer un hombre: quitarle la vida a un semejante. (Hoy, a las 21hs, en Cinéfilo Bar, Bv. San Juan 49)

Cuando cae la noche en Bucarest no es menos quirúrgica que Aurora. Si bien Corneliu Porumboiu no está frente a cámara, el personaje principal de su tercer filme es una especie de alter ego suyo: un director de cine preocupado por la transición del cine analógico al digital, que prefiere el plano secuencia y el límite impuesto por el material fílmico. El subtema del filme pasa por una relación amorosa y secreta entre él y su actriz secundaria.

Los diecisiete planos que constituyen la película de Porumboiu pueden resultar tediosos para todo aquel que no esté dispuesto a relacionar los elementos que están en el filme y pensar cómo su propuesta teórica enunciada en la primera secuencia es desplegada frente a nuestros ojos durante el resto de la película. La gran tesis de Porumboiu pasa por sugerir que todavía se está metabolizando un cambio esencial en la naturaleza de la imagen en movimiento, lo que explica metafóricamente el malestar gástrico del director en el filme e incluso los misteriosos planos finales que corresponden a una endoscopía. (Del jueves 24 al domingo 27 en Cine Teatro Córdoba, 27 de abril 275)

Un japonés desconocido

Es una verdadera pena que el ciclo anual que programan Alejandro Cozza y Martín Álvarez conocido como “Pasión de los fuertes” no cuente con una multitud de estudiantes de cine. Lo que pueden aprender en esta “academia” libertaria de cinefilia semanal es de un valor incalculable. ¿Habrán escuchado alguna vez el nombre de Yasuro Masumura? En lo que queda del mes se podrán ver dos películas de esta figura iconoclasta del cine japonés: “Jamás utilizo primeros planos. Los detesto. ¿Para qué hacer un primer plano del rostro de un actor o una actriz? Estoy de acuerdo en hacer un primer plano si se trata del rostro auténtico de un campesino… “.

Esta declaración de principios se puede observar íntegramente en Black Test Car (1962), magistral filme de espionaje corporativo en el que el naciente empresariado capitalista japonés de la posguerra no parece diferenciarse mucho en sus tácticas y costumbres de la mafia japonesa. El lanzamiento de un nuevo modelo de automóvil sport por parte de una empresa se ve amenazado por las estrategias de complot de sus inmediatos competidores. Masumura utiliza este hecho para indagar cómo afecta la vida institucional y personal de los involucrados. La falta de primeros planos sugiere un colectivo atravesado por una forma de vida sostenida en el engaño; los permanentes planos cerrados y asfixiantes que predominan para filmar los interiores materializan una experiencia: todas las criaturas del filme están confinadas a un sistema de intercambios simbólicos sin escapatoria. (Sábado 26, a las 19.00hs, Bv. San Juan 49)

Este texto fue publicado por el diario La voz del interior en el mes de julio 2014

Roger Koza / Copyleft 2014