CINECLUB DE CÓRDOBA (52): TABÚES

CINECLUB DE CÓRDOBA (52): TABÚES

por - Cineclubes de Córdoba, Críticas breves
28 Oct, 2014 02:04 | comentarios
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The Emperor’s Naked Army Marches On

Por Roger Koza

En el mes de agosto de este año, la prestigiosa revista inglesa Sight & Sound publicaba una nueva encuesta. En esta ocasión, críticos y cineastas votaban los mejores documentales de todos los tiempos. Hubo novedades importantes en los resultados, fundamentalmente porque títulos pertenecientes a cinematografías no occidentales aparecían por primera vez entre los 50 filmes elegidos. El historiador y cineasta británico Mark Cousins, en un artículo titulado “Recargando el canon”, publicado en la misma revista y en el mismo número, decía que por fin se estaba superando lo que él denominaba el canon atlántico.

Una de las películas elegidas por Cousins fue la extraordinaria y bizarra The Emperor’s Naked Army Marches On (1987), de Kazuo Hara, que, después de las obras maestras West of the Tracks, de Wang Bing, y The House is Black, de Forough Farrokhzad, ocupó el puesto número 23 de esta encuesta. El filme de Hara pertenece a una tradición del documental en el que la voluntad de verdad suspende en ciertas ocasiones cierta ética y el respeto para quienes son invitados a participar de una película. En dos ocasiones, el insondable protagonista Kenzo Okusaki, un activista político y excombatiente de la Segunda Guerra Mundial, termina a las trompadas con sus entrevistados exigiéndoles que digan la verdad. Por otra parte, si en cierto momento los familiares de una víctima de un “fusilamiento” perpetrado por el propio ejército de Hirohito contra soldados desertores deciden abandonar el rodaje, Okusaki los reemplazará con dos actores para seguir investigando, lo que señala la total complicidad entre personaje y director.

Este proyecto apadrinado por el gran Nagisa Oshima, uno de los maestros iconoclastas del cine nipón, gira en torno a varios eventos traumáticos acontecidos en Nueva Guinea: en pleno combate, murieron muchos soldados en una unidad del ejército japonés. Aparentemente, la situación fue extrema y, bajo ciertas circunstancias, los soldados del emperador dejaron de lado cierta interdicción universal para poder sobrevivir. Es que no solamente se castigó al desobediente y desertor, sino que también se lo incorporó como vitaminas y calorías.

Quien lleva la película adelante es uno de los sobrevivientes, Okusaki, cuya antipatía respecto del emperador y los valores que se desprenden de ese sistema feudal al que representa le llevó a conocer la cárcel en varias ocasiones. Sin él la película no existiría, pues su lucha antecede al filme. Hara, no obstante, está a la altura de su personaje: nada detiene su registro y, como su protagonista, está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. (En el Cine Municipal Hugo del Carril, Bv. San Juan 49, martes 28, a las 20.30hs).

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Piel de asno

El musical del incesto

En universo casi paralelo al del filme de Hara, Jacques Demy toma una prohibición no menos problemática que el canibalismo: el incesto. El contexto elegido es aquí el mundo literario de Charles Perrault, cuyos cuentos de hadas siempre dejan relucir elementos simbólicos en el que despunta lo ominoso. En Piel de asno (1970), el legendario Jean Marais interpreta a un rey cuya felicidad se verá interrumpida cuando su hermosa esposa y reina muera inesperadamente, momento en el que la moribunda le exija jurar que volverá a casarse con una mujer hermosa para engendrar un hijo varón. Las candidatas son literalmente espantosas, hasta que un presunto sabio le indicará que la elegida para ser su nueva esposa es su propia hija. La princesa interpretada por Catherine Deneuve intentará entonces evitar la consumación del matrimonio, y en cierto momento escapará a un pueblo en el que se convertirá en una especie de pordiosera, siempre cubierta con un saco de piel de asno, que remite a un sacrificio realizado por su padre para conquistarla.

Este cuento de hadas no exento de cierta ironía, como se puede inferir en el epílogo, no está entre las mejores películas de Demy, pues falta esa extraña relación virtuosa que Demy sabía encontrar en la yuxtaposición de la fantasía del musical y las insatisfacciones y los sueños de la clase trabajadora; con todo, no deja de ser un filme con secuencias brillantes (véase la primera aparición del asno) y un despliegue de puesta en escena notable. (Miércoles 29, a las 20hs, en el Museo Caraffa).

Este artículo fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de octubre 2014