CANNES 2022 (12): LOS PREMIOS

CANNES 2022 (12): LOS PREMIOS

por - Festivales
04 Jun, 2022 01:54 | Sin comentarios
Una apreciación de los premios en la última edición del Festival de Cannes.

No todos los festivales se definen por la idea de competición, noción de resonancias deportivas y económicas que, de ser intrínseca a la esfera de la estética, necesitaría de doctores en la materia que explicaran cómo determinar la superioridad de una obra de arte. En la práctica, las competencias existen y definen los festivales de cine; los más importantes cimentan su prestigio en ser instituciones que vindican y canonizan autores y películas en sus respectivas competencias. El Festival de Cannes es al respecto un vaticano de las imágenes. El destino de un cineasta es otro si su trayectoria le depara ser el poseedor de una Palma de Oro.

Pocos días atrás, Ruben Östlund, el director de la mediocre y reaccionaria Triángulo de la tristeza, aparecía gritandoy apretando los puños en la primera plana de la sección de espectáculos de casi cualquier diario del mundo. La noticia tenía su impacto. Un cineasta sueco ganaba por segunda vez el máximo premio. Recibir la Palma de Oro es como adjudicarse un mundial de fútbol o ser tapa de la revista Fortune. Östlund alcanzó la gloria.

La sátira del sueco transcurre principalmente en un crucero en el que viajan muchos de los que podrían ser candidatos para posar con el semblante de personaje todopoderoso en la revista mencionada. Pero la riqueza poco puede hacer si en altamar una tormenta interrumpe la serena flotación del navío. Los ricos, como los pobres, en circunstancias semejantes, si sobreviven a un naufragio, vuelven por igual al punto cero.

El jurado

Después de burlarse por una hora de los personajes ricos a bordo, en la isla en la que recalan los sobrevivientes la ética de la mera supervivencia iguala a los sirvientes del barco, al personal jerárquico y a los clientes millonarios. Todos se revelan canallas, todos son miserables, y en ellos resplandece la triste humanidad definida acá por su mezquindad y egoísmo. El cineasta tal vez esté convencido de su veredicto, pero la misantropía que permea todas las escenas resulta tan rústica como los chistes que dependen de una inundación de caca en contrapunto con una colección de vómitos. La película de Östlund pretende reírse de los poderosos, pero eso no significa que considere el sistema que habilita y justifica un orden perverso. Por otra parte, ¿qué tipo de cineasta es el sueco? Su estética efectista rara vez permite adivinar que detrás de cámara hay un cineasta y no un publicista.

No ha habido en años una Palma de Oro tan espuria y anodina, pero no deja de ser la coronación de la línea estética más deletérea del festival, esa que obstruye el potencial emancipador del cine: la crueldad como retórica de la verdad, el sensacionalismo estetizado como estímulo destinado a acicatear la conciencia y una difusa metafísica en la que los males del mundo anidan en el corazón de las personas son constatables en la mayoría de los títulos elegidos en las dos últimas décadas. Triángulo de la tristeza es modélica y su cineasta es el ideal de autor que el festival promueve.

¿Tiene sentido analizar los premios cuando el jurado optó por desestimar invariablemente a las pocas películas muy buenas, incluso extraordinarias, de una edición plagada de títulos mediocres? Es increíble que el jurado encabezado por el notable actor Vincent Lindon haya exaltado la figura del cineasta coreano Park Chan-wook por su farragoso relato kitsch Decision to Leave. La insustancialidad de todo lo que sucede entre un detective casado que se enamora de una mujer involucrada en algunos crímenes es correlativa a las ideas de puesta en escena, donde un puñado de malabares orientalistas certificados pasan por estética delicada. El mismo jurado creyó encontrar ingenio en un thriller egipcio elementalísimo sobre la corrupción política y teológica, y así le adjudicó a Boy From Heaven el premio al mejor guion. ¿Habrán podido seguir las implicancias del mundo que imaginó David Cronenberg en Crímenes del futuro?

Pocos premios resultaron justos. Que al cineasta polaco Jerzy Skolimowski se lo haya reconocido (Premio del Jurado) por su intento no del todo logrado pero sí respetable en EO de retomar lo que hizo Robert Bresson en Al azar Baltasar es un acierto. Volver sobre una obra maestra en la que se elige a un burro como testigo de la brutalidad y la escasa amabilidad de nuestra especie permitió que en el gran teatro Lumière se pudieran ver algunas secuencias jamás vistas con anterioridad. El mismo jurado no llegó a entender que algo similar y quizás más extraordinario había pasado en Pacifiction de Albert Serra.  El otro premio legítimo es el que recibió Lukas Dhont por Close, pequeña historia de una amistad adolescente interrumpida por una desgracia inesperada. La sensibilidad que destila la película es indesmentible, y la capacidad para seguir cómo dos grupos familiares comienzan a trabajar la ausencia infranqueable de una persona querida es una conquista secreta del joven cineasta belga.

Una profecía: en unos años nadie recordará Triángulo de la tristeza. Pero en el 2034 o en el 2057 existirán los amantes del cine que reconocerán en las películas de Cronenberg y Serra, como también en la de Kelly Reichardt (Showing Up), pruebas de que en el año 2022 el arte cinematográfico había sumado a sus filas títulos notables. Al jurado, si alguien lo recuerda, será por su miopía.

*Publicado en La Voz del Interior en el mes de mayo 2022.

Roger Koza / Copyleft 2022