CANNES 2011 (03): EL SUEÑO DE TODOS

CANNES 2011 (03): EL SUEÑO DE TODOS

por - Entrevistas, Festivales
14 May, 2011 06:12 | comentarios

ENTREVISTA A MARIANO LUQUE, DIRECTOR DE SALSIPUEDES

por Roger Koza

 Ya no hay lugar para el escepticismo. El cine cordobés vive un momento excepcional. Yatasto fue la revelación del último BAFICI, y próximamente competirá en el prestigioso festival de Marsella. Hipólito, El invierno de los raros y De caravana fueron abrazados por el público local. El filme de Rosendo Ruiz, De caravana, pronto viajará a Varsovia y a Hamburgo. En octubre, el festival de Valdivia tendrá un foco dedicado al cine cordobés.

Pero la gran noticia del año, el relámpago que ilumina la historia del cine en nuestra provincia y que definitivamente demarca un antes y un después, es la participación de un filme cordobés en el festival de Cannes: Salsipuedes es uno de los filmes que compiten en Cinéfondation, una sección vital del festival en donde suelen despuntar los talentos futuros del cine mundial.

Allí, Mariano Luque, un joven talentoso de 24 años, todavía estudiante de la Universidad Nacional de Córdoba, estará presente con su mediometraje de 42 minutos que ostenta un rigor formal admirable. El plano inicial de Salsipuedes ya denota el eje narrativo del filme: el rostro de Mara Santucho revela tristeza y una sutil evidencia de que su compañero, a pesar de estar juntos en un viaje de descanso, es capaz de transformar su puño en un argumento. Llegarán familiares, pero no querrán ver lo que está a la vista. Violencia, negación, pactos de silencio frente a un escenario quieto y hermoso que contrasta con la desesperación de una mujer y la profundiza.

Roger Koza: ¿Cómo se enteró de tu película el equipo de programación de Cannes?

Mariano Luque: Envié un DVD por correo para probar suerte, con ningún tipo de expectativas. No es subestimación al trabajo; al contrario, es valor y cariño al proceso hecho, del cual ya estábamos muy contentos. Mi carrera cinematográfica es muy joven, no tengo gran experiencia en selecciones en festivales, y mucho menos en reconocimientos. Aspirar a semejante festival era algo demasiado lejano. El año pasado participé con Salsipuedes como película en construcción en el festival de cine de Río Negro. Allí tuve la gran oportunidad de poner a prueba la película y sobre todo pude conocer a muchos directores. Uno de ellos, Marco Berger, ya había estado en Cinéfondation y me alentó a participar; confiaba en lo que había visto. Le hice caso y el tipo tenía razón.

RK: ¿Cuándo te comunicaron y confirmaron que el filme había sido seleccionado?

ML: A principios de febrero, la directora artística de la sección me escribió consultándome por datos técnicos y narrativos; respondí varios mails, y envié un segundo DVD. El primero de marzo llegó el mail con la confirmación, y al poco tiempo la carta con la invitación. Hasta el día de hoy descreo de todo esto y cada tanto reviso de nuevo estos mails.

RK: La cantidad de DVDs que les llegan a los programadores es abrumadora; sin embargo, vieron tu película y la eligieron. ¿Qué crees que han visto en “Salsipuedes”?

ML: Me lo he preguntado, y he pensado en la particularidad del origen, en el modo de comunicarse de los personajes, cordobeses de clase media. Desde hace un tiempo, me divierto escuchando e intentando reproducir en mis guiones charlas comunes que escucho en el colectivo o en la calle, repletas de metáforas, sugerencias, matices e ironías, dichas con un descaro muy naturalizado. En Salsipuedes la violencia verbal está disfrazada de humor. Infiero que allí está lo particular y tal vez lo interesante.

 RK: “Salsipuedes” tiene un propósito narrativo preciso: retratar la violencia sobre la mujer y mostrar al mismo tiempo la complicidad de un grupo familiar frente a un caso evidente. ¿Por qué elegiste ese tema?

ML: La violencia a la mujer es un tema que elegí porque lo encuentro muy cercano, no sólo en historias de personas cercanas, y no sólo la violencia de manera física. He encontrado en muchas de estas situaciones, siempre según mi percepción, también una complicidad dada por parte de la víctima. Creo que esta complicidad se genera por el nivel de banalidad y naturalización que adquiere la violencia verbal. Esta violencia verbal, al ser escondida en supuestos actos de humor, o incluso de cariño, parece enmarcada dentro de «límites establecidos» y por lo tanto es aceptada. El moretón en el ojo de la víctima es un símbolo para intentar subrayar el nivel de cinismo social ante muchos temas de relevancia que son evidentes y que la complicidad y el estandarte ocultan.

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Salsipuedes

RK: La película también explicita una concepción formal, una idea de cine: primeros planos de los protagonistas, planos generales de la naturaleza, movimientos de cámara muy precisos, un trabajo sonoro notable y la pertinente elección de no utilizar música extradiegética. ¿A qué se deben tus elecciones formales?

ML: Creo que la ambigüedad y humanidad de las relaciones de los personajes se construye con quienes interpretan a esos personajes, tratando de ocultar la mediación. Una de las primeras elecciones fue intentar incluir la menor cantidad posible de planos por escena, todo en función de priorizar el trabajo de los actores, respetar sus ritmos y la cadencia de los diálogos. Conducir al espectador mediante el ritmo del montaje o con música extradiegética me parece incoherente con el tono de lo que se está tratando. Creo que sería una cobardía de mi parte; tal vez generaría bajadas de línea cerradas, y por lo tanto absurdas. Tenía una intención intuitiva de provocar con el marco natural de las situaciones (el camping en el bosque), en planos generales, un contraste entre la paz y el misterio de la naturaleza y la evidencia de la tensión humana. Me gusta planificar lo más posible antes del rodaje para tratar de aclarar las ideas de lo que busco; hago storyboards para ser consciente de la coherencia, las intenciones ocultas, las sugerencias, y el sonido fuera de campo. Los storyboards me permiten sintetizar la imagen, lo explícito o evidente, y darle más lugar al sonido, que tal vez permite sugerir o dar ideas más inacabadas que pueda completar el espectador. La anticipación no es sólo escrita; trabajar con dibujos, referencias (o robos) y buscar sonidos antes de rodar, lo considero parte del guionado de las escenas.

RK: En “Salsipuedes” hay una evidente preocupación por el naturalismo verbal de los personajes, que remite un poco al extraordinario trabajo de Martel respecto de la comunicación verbal. ¿Por qué te preocupa esta dimensión sonora?

ML: Intentar hacer cine me interesa para buscar, no para entregar o arribar a certezas. Suena solemne y pavote pero es la verdad. La preocupación por el naturalismo verbal es una búsqueda, no sé si del todo consciente. Me siento a gusto desarrollando ideas a partir de situaciones que suceden en mi entorno. Trato de ser coherente con el tratamiento de esas ideas y con las posibilidades que ofrece ese contexto. Y creo que esto es una postura ideológica. Pienso que un realizador debe ser muy consciente y fiel a sus orígenes, porque si no la búsqueda se torna superficial. Cuando un tipo quiere hacer que su personaje policial cordobés hable como los subtítulos en español de alguna película de Tarantino, trata de asegurarse una fórmula ya probada. Y por más que el efecto salga bien, será sólo un efecto, carente de autenticidad.

No sólo es un acto de cariño el intentar reproducir una percepción sobre la identidad cordobesa, es también un intento de ayudar a reformular ese verosímil cinematográfico establecido del cordobés gracioso, borracho de Fernet o chuncano del «interior del país». Creo también que el habla representada de un modo naturalista es la encargada de manejar las cadencias temporales narrativas de un modo muy particular. Hace poco escuché en un viaje en colectivo una conversación entre 5 árbitros de fútbol regional que volvían de un partido. Hablaban de que no podían hacer su trabajo tranquilos porque había una gorda tetona en una de las tribunas que los miraba con picardía. La velocidad y la cantidad de imágenes de ciencia ficción que creaban con el habla para divertirse era admirable; incluso estuvo presente la violencia «chistosa» a la mujer. No creo que este hecho en otro país o incluso en otra provincia de Argentina hubiese ocurrido del mismo modo. Con este trabajo me he apegado mucho a estas observaciones. Incluso es notable cómo el subtitulado en inglés y francés de varios diálogos de Salsipuedes omite muchas intenciones.

RK: El presidente del jurado será Michel Gondry, y entre los miembros del jurado está Corneliu Porumboiu, un director que admirás. ¿Cómo vivís esa situación?

ML: Me invade un profundo sentimiento de cholulismo ante todas las figuras que van a participar en el festival; en esta edición hay películas de varios directores que admiro. A Porumboiu lo descubrí interesado en el denominado Nuevo Cine Rumano; siento mucha empatía con el cine de Cristian Mungiu, Cristi Puiu y Porumboiu. Todos le dan mucho espacio a los personajes, con guiones muy pensados respecto a los diálogos y a sus sentidos. A Policía, adjetivo la fui a ver al cine con el sonidista de Salsipuedes, Erwin Otoño, y salimos contentos no sólo por lo contundente que es la película, sino porque ambos habíamos percibido a los rumanos, sus ironías y sus espacios como cercanos y parecidos a Córdoba. Hay una escena en la que una señora dueña de un almacén de barrio le pregunta al protagonista, al que ya había visto pasar por el mismo sitio el día anterior, sobre su actividad: chusmea mientas barre la vereda. Ahí Erwin me dijo: “A esto lo rodaron en Villa María”.

RK: ¿Qué cine te interesa?

ML: La práctica influye y hace que uno tome posturas más cerradas, pero intento ver de todo y por lo general me interesan películas muy variadas. Trato de alejarme de los análisis formales e intelectuales. Muchas veces al momento de ver una película detesto mi cercanía a la práctica porque me desconcentra de lo que está ocurriendo. Me interesa el cine con alguna búsqueda formal, como obra artística, con propuestas abiertas, que realmente se haga cargo de modo crítico de lo que cuenta y cómo lo cuenta. Estoy en contra del cine efectista y funcional al ánimo del público, con fines exclusivamente comerciales o que busca readaptar por completo fórmulas ya establecidas: para eso existe la televisión. Tampoco quiero el cine elitista sólo concentrado en la forma, que no se atreve (o no necesita) establecer alguna postura.

En este momento me gusta la ficción y, dentro de ella, las películas preocupadas por la psicología humana. Cuando empecé a estudiar cine descubrí a Ingmar Bergman, un director al que admiro mucho; he visto casi todas sus películas. Creo que logra comunicar situaciones y problemáticas muy humanas que no se pueden transmitir sino con el lenguaje cinematográfico. Bergman se hace cargo de la ambigüedad humana, de los matices en las relaciones, y de las perversiones naturalizadas. No hay muchas razones más: entro de lleno en sus atmósferas. Admiro también el cine de Lucrecia Martel: creo que es un gran ejemplo de cómo trabajar en cine aprovechando y siendo fiel al entorno cultural y social. No sólo con el contenido, sino también reformulando las formas y sentando fuertes posturas políticas e ideológicas. Me interesan mucho los laberintos narrativos, los personajes oníricos y el trabajo brutal del sonido de las películas de David Lynch. Me gustan películas de Pedro Costa, Kim Ki-duk y Haneke, una ensalada bastante incoherente. Lo que más me ha entusiasmado últimamente es Yatasto de Hermes Paralluelo, y Los labios de Iván Fund y Santiago Loza; parece un guiño localista, pero no, realmente me han impactado y estimulado mucho a seguir trabajando.

RK: ¿En dónde has estudiado cine?

ML: En el Departamento de Cine y TV de la Universidad Nacional de Córdoba. Quisiera mencionar que es la primera vez que una universidad pública y estatal de Argentina es seleccionada en Cinéfondation en Cannes. En el marco de todo lo que está ocurriendo con el diverso cine fomentado, producido, distribuido y exhibido desde Córdoba, con el intento de federalizar un poco el panorama nacional, sumando la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, creo que todo esto es muy significativo. Personalmente vivo y veo esta situación del cine local como un momento de apertura a que haya más personas de diferentes clases sociales que puedan tener su voz en el cine, sin necesidad de producir desde la Capital. Creo que es muy importante ser conscientes de las posibilidades de enunciación. No hay que desaprovechar el momento; hay un acompañamiento mutuo entre colegas del rubro en Córdoba muy emocionante, y mientas más interesados se sumen mejor.

RK: ¿Qué vendrá después de “Salsipuedes”?

ML: Tengo un guión escrito para un largometraje nuevo y estoy buscando fondos para su desarrollo. La premisa es una situación probablemente histórica: un grupo de mujeres de clase media se maquilla, peina y prepara para ir a un evento que no se menciona, donde se van a encontrar con familiares y conocidos. El evento resulta ser un cacerolazo en repudio a la Resolución 125 de retenciones a la exportación de soja, por el “conflicto del campo”. Uno de los temas que quiero tratar es cómo gran parte de la mayoría de la clase media argentina apoyó a clases más acomodadas y pudientes. Cómo con este suceso se evidenciaron los sectores que apoyaron a la dictadura militar del ’76. Y cómo las clases con necesidades reales no interfirieron demasiado. “Amorosas” es el título por ahora; parece un proyecto repleto de personajes, pero son poquitos.

El diario La voz del interior publicó la entrevista en otra versión durante el mes de mayo 2011.

Roger Alan Koza / Copyleft 2011