OSCAR 2015: BELLEZA MEXICANA O (EL PREDECIBLE DOGMA DE LOS ACADÉMICOS)

OSCAR 2015: BELLEZA MEXICANA O (EL PREDECIBLE DOGMA DE LOS ACADÉMICOS)

por - Varios
24 Feb, 2015 06:41 | comentarios
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Birdman

Por Roger Koza

Una cita pertinente y venenosa: “¿Qué es a fin de cuentas el academicismo? ¿Nada más que un estilo, un defecto, una falta? No, el academicismo es la estética del nihilismo (y el refugio de los profesionales)”. Serge Daney decía esto respecto de una adaptación de 1984, la novela de George Orwell, pero es válido también para pensar los presuntos valores artísticos de Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) y de gran parte del cine que se premia año tras año desde Los Ángeles.

Birdman es el prototipo del cine arte que Hollywood canoniza. Por un lado, la proeza técnica: el falso plano secuencia, el recorrido de la cámara por el teatro, sus pasillos y camarines y ese registro urgente que no es otra cosa que un remedo del cine de John Cassavetes que Iñárritu fagocita con una ostensible ampulosidad como estilo.

Es obvio que Emmanuel Lubezki, el director de fotografía, es un genio, pero las piruetas formalistas protegen aquí cierta vulgaridad existencialista que atraviesa este trip narcisista de principio a fin. Una reciente publicidad de una cerveza argentina parece un bonus track del filme consagrado: plano secuencia en movimiento por las interiores de un hotel una luz bastante parecida a la de Birdman y un conjunto de situaciones intensas; la lógica publicitaria acecha secretamente al filme de Iñárritu, y ahí está ese plano en ralentí en el final en el que se divisa a varios superhéroes y otros personajes, una secuencia deliberadamente publicitaria que pretende sintetizar un sentimiento. El resto pasa por saturar de signos las acciones de los personajes: citar a Barthes y a Carver, preparar minuciosamente un par de catarsis en la que despunten las miserias del alma humana y apelar, en el momento preciso, a lo fantástico para salvaguardar la insignificancia de un desenlace que solamente convalida una idea nihilista de liberación.

Unknown

El Gran Hotel Budapest

Que esta película llena de trucos le haya robado el máximo lugar en el podio a Boyhood: Momentos de una vida y a El Gran Hotel Budapest es una prueba de cómo el existencialismo ramplón es la regla (académica) de los pastores del buen cine. En esos dos títulos había riesgo, y uno, además, era una comedia, el eterno género estigmatizado por los académicos. Por suerte, ambas películas no se fueron con las manos vacías. El trabajo de Patricia Arquette es formidable, pues Boyhood, como sucede en todo el cine de Linklater, es una película más centrada en los hombres, en la que las mujeres gravitan alrededor de ellos (el piola de la película es el personaje de Ethan Hawke). Arquette le imprime a su rol un plus que su contexto y texto no habilita. Las cuatro estatuillas de El Gran Hotel Budapest por otra parte, eran objetivamente lógicas. ¡Hubiera sido hermoso que Ralph Fiennes hubiese estado nominado y también hubiese ganado como mejor actor! Su papel estaba por encima de los representantes del club de los desahuciados físicos y psíquicos. El premio de Julianne Moore por su lingüista en Todavía Alice es merecido; su trabajo es magnífico, más todavía cuando se luce en una película tan convencional como fallida.

Finalmente, como era de esperar, Relatos salvajes no se llevó el ansiado Óscar, y la mejor entre las cinco nominadas extranjeras, Ida, de Pawel Pawlikowski, fue la ganadora. Es muy probable que Szifrón vuelva a estar sentado en esa misma sala, quizás poniendo la firma en una película cuyos actores hablen en inglés. Su futuro es promisorio.

Lo único verdaderamente importante de la noche en materia cinematográfica fue el premio de CitizenFour, de Laura Poitras, al mejor documental. Película excepcional y políticamente relevante, más todavía en un momento en el que el espionaje es el tema del día, este retrato sobre las sociedades de control al aire libre es tan fascinante como perturbador. La bendición de un Óscar quizás convenza a un distribuidor vernáculo a estrenarla.

Este texto fue publicado en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de febrero 2015. 

Roger Koza / Copyleft 2015