BALANCE 2014: ALGUNOS APUNTES SUELTOS Y TRES LISTADOS

BALANCE 2014: ALGUNOS APUNTES SUELTOS Y TRES LISTADOS

por - Top 10 anual, top ten anual
06 Ene, 2015 01:16 | comentarios
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El lapso de vida del objeto encuadrado

Por Jorge García

A diferencia de lo que se hace normalmente, esto es hablar de las películas que uno eligió como mejores del año, en este caso me referiré brevemente (con excepción de dos) a varios films que aparecen en distintas votaciones pero que, por diferentes motivos, no alcanzaron a figurar en mis listados (listados que ordené alfabéticamente y que, en el caso de los films nacionales, sí separé entre las cinco que me parecen mejores y las que les siguen). Empecemos entonces por las que sí figuran en las listas.

Más allá de algunos brulotes infames que aparecen periódicamente cuestionando su obra, para cualquier cinéfilo que se precie, Jean-Luc Godard es posiblemente -a partir de la coherencia y continuidad de su filmografía- el realizador más importante (que no es lo mismo que mejor) que ha producido el cine en su último medio siglo. Se pueden preferir diferentes etapas de su carrera (yo me quedo con la de la década del ‘60, en mi opinión la más fresca y creativa de su obra), pero es indudable que a lo largo de los años JLG ha construido un corpus cinematográfico que tiene muy pocos parangones en la historia del cine. Si sus películas produjeron, desde el comienzo, una profunda divisoria de aguas, esta se fue acentuando con el paso de los años, a medida que el realizador en sus diferentes films adoptó en muchas ocasiones un tono grave y admonitorio más propio de un oráculo que de un director de cine. Sus adeptos festejamos de manera casi incondicional sus frases ingeniosas (a veces propias, en muchos casos de otros), sus permanentes rupturas con la narrativa tradicional y su mirada cuestionadora sobre diversos aspectos de la sociedad capitalista. Al mismo tiempo, en mi caso al menos, señalamos que algunas de sus películas podían rozar peligrosamente el tedio y que no era conveniente colocarlo –independientemente de que era justo defenderlo frente a la manifiesta torpeza de sus detractores- en una suerte de bronce inatacable que estaba más allá de la crítica y también del bien y del mal. Este ampuloso introito viene a cuenta de lo ocurrido con Adiós al lenguaje, su última película. Como de costumbre, los cuestionadores de su obra recurrieron a los ataques groseros y facilistas, pero también hay que señalar que sus defensores a ultranza colocaron al film en un podio indiscutible desde antes que se estrenara. La película iba a ser genial “porque era de Godard”, independientemente de sus eventuales valores. La he visto una sola vez y mi opinión – a partir de esa única visión- es que no está entre sus mejores obras, aunque tiene la suficiente cantidad de momentos brillantes como para justificar su inclusión entre las mejores del año. Lo que sí llama la atención es que se consideren genialidades los chistes que realiza sobre el sistema 3 D y se aplaudan todos y cada uno de los aforismos que atiborran el film (como siempre, algunos de su cosecha y muchos provenientes de otras fuentes). Y también que se festejen sus boutades como cuando en medio de una charla sobre la película propone que se designe a Marine Le Pen como primera ministra de Francia, algo que más allá de su afán meramente provocador, en la situación política actual del país galo resulta por lo menos inconveniente. En fin, Godard a los 84 años ha logrado nuevamente, y esto es algo que pocos realizadores consiguen, que su cine provoque algunas saludables discusiones.

En ocasión de ver durante el festival de Riviera Maya en México, Duro ser un Dios, la última película del director ruso Aleksei German (terminada de montar y sonorizar por su hijo, ya que el realizador falleció antes de la conclusión del film) señalé que era una obra muy difícil de apreciar en medio del fárrago de un festival, algo que se repitió cuando intenté reverla en Mar del Plata, con la diferencia que aquí me retiré a la hora y media por mis dificultades para seguirla dentro de un contexto similar. En ambas ocasiones algo dije sobre el film por lo que aquí me limitaré a decir que pertenece a esa clase de películas (como Stalker y Fausto, de sus compatriotas Tarkovski y Sokurov), que dado lo arduo de su narrativa y lo opresivo de su puesta en escena, exigen varias visiones y un esfuerzo excesivo del espectador para ser aprehendidas en su totalidad (un esfuerzo que, a esta altura de la carrera, no sé si estoy dispuesto a realizar). De cualquier modo, sería una necedad de mi parte no reconocer los méritos del film, tanto desde el punto de vista visual como sonoro por lo que también lo incluyo en mis listados, más allá de lo poco placentera que me resultó su visión y media.

Boyhood (Momentos de una vida) -  Ellar Coltrane (Mason) final

Boyhood

Creo que Richard Linklater es un director bastante sobrevalorado (en algún momento escribí, para escándalo de algunos, que Ocho años después, de Raúl Perrone, me parecía mejor que Antes del atardecer). Boyhood, su última película, aparece como mejor film del año en algunas prestigiosas publicaciones, algo que no deja de llamarme la atención. Por cierto que no creo que sea una mala película: está bien narrada y sus casi tres horas no se sienten. Linklater consigue un trabajo interesante con la continuidad temporal y tiene varios momentos realmente buenos. Lo que sí creo es que el resultado final es un poco light, ya que en casi ningún momento la historia está “contextualizada”, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que pasó en los Estados Unidos en el período que cubre el film.

Otro título muy valorado, sobre todo en Europa, donde ganó varios premios de la crítica, es Ida, del polaco Pawel Pawlikowski. Esta historia sobre una novicia religiosa que se encuentra enfrentada a su pasado y el de su familia es una historia muy oscura de ribetes trágicos, rodada en blanco y negro, que está narrada con sobriedad y con algún momento notable, como el del suicidio de la tía de la protagonista. Sin embargo, se percibe cierta falta de vuelo y el film deja la incómoda sensación de que en el período de oro del cine polaco (fines de los 50, principio de los 60) hubiera resultado un título menor.

El turco Nuri Bilge Ceylan es un director que ha logrado concitar un notable prestigio internacional (sobre todo en los festivales). Cuenta en su haber con, por lo menos, dos films excelentes, Lejano y Érase una vez en Anatolia. Su último trabajo, Sueños de invierno, se alzó con el premio principal del festival de Cannes. Estamos ante una obra que cuenta con todas las condiciones para ser considerada importante. Es seria, sólida, respetable, cuenta con una gran dirección de actores y un muy buen trabajo sobre el plano secuencia. Al mismo tiempo, se lo percibe como un trabajo muy académico, al que no se lo puede dejar de comparar con los films que hace varias décadas realizara dentro de ese tono Ingmar Bergman.

Abel Ferrara fue desde sus comienzos a fines de los años 70 hasta la realización de El funeral, 1996, uno de los directores más interesantes del cine americano de fines del siglo XX. En ese período Ferrara se destacó, con films de una descarnada intensidad y protagonistas inolvidables (el gángster desalmado de Un rey en Nueva York, el cana corrupto de Un maldito policía, la implacable sordomuda vengadora de Ángel de venganza). A partir de aquel film –y a pesar de que sus incondicionales siguen valorando todos sus films- su carrera se hace mucho más irregular, con títulos valiosos y otros no tanto. Welcome to New York está inspirado libremente en las andanzas sexuales de Dominique Strauss-Kahn, el banquero de tintes anárquicos que sonaba como candidato a presidente del Partido Socialista francés. El film trata de mostrar al personaje como una metáfora del capitalismo salvaje, aunque eso es algo que trasmite solo por momentos, ya que en otros las situaciones aparecen como algo forzadas (vg, los diálogos del protagonista con su esposa) y la película pasa a depender de manera excluyente de la figura imponente -en todo sentido- de Gérard Depardieu.

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El Gran Hotel Budapest

Tres es multitud, la segunda película de Wes Anderson, me interesó bastante pero la tercera, la muy promocionada Los excéntricos Tenenbaum, me había gustado bastante menos y la tercera que vi, Vida acuática, directamente no me gustó, por lo que dejé de seguir su filmografía. Los elogios confiables hacia su última película, El Gran Hotel Budapest, provocaron que la viera y debo decir que el esfuerzo fue en buena parte recompensado. Ambientado en un imaginario país europeo, en un período temporal, más allá de que aparezca la cifra 1932, no demasiado preciso, el film –aunque algunos quieran verlo como una suerte de slapstick– tiene un tono –sobre todo en los primeros 40 minutos, los mejores- inclasificable, que remite, salvando las inevitables distancias, al cine del gran Ernst Lubitsch. A partir de que el protagonista entra en la cárcel el film se dispersa y diluye en parte su efectividad, pero la película provocó mi momentánea reconciliación con Wes Anderson.

Y aquí van, a continuación, las listas de mis películas preferidas del año:

ESTRENADAS

¿Y AHORA?-RECUERDAME (J. Pinto)

ADIOS AL LENGUAJE (J. L. Godard)

AVANTI POPOLO (M. Wahrmann)

CUANDO LA NOCHE CAE EN BUCAREST (C. Porumboiu)

EL DESCONOCIDO DEL LAGO (A. Guiraudie)

EL LOBO DE WALL STREET (M. Scorsese)

ESTO NO ES UN FILM (J. Panahi)

JERSEY BOYS (C. Eastwood)

LA MIRADA DEL HIJO (C. P. Netzer)

LA VIDA DE ADELE (A. Kechiche)

NO ESTRENADAS

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DURO SER UN DIOS (A. German)

EL LAPSO DE VIDA DEL OBJETO ENCUADRADO (A. Balagura)

FAVULA (R. Perrone)

LA OTRA TIERRA-CRONICA DE UNA VISION (E. Reitz)

LOS MANUSCRITOS NO ARDEN (M. Rasoulof)

NEPAL FOREVER (A. Polunina)

NORTE, EL FIN DE LA HISTORIA (L. Diaz)

NO TODO ES VIGILIA (H. Paralluelo)

TIERRA DE NADIE (S. Lamas)

UNA MASCARA DE LOCURA (N. Pfaffenbichler)

ARGENTINAS

CARTA A UN PADRE (E. Cozarinsky)

EL ROSTRO (G. Fontán)

FANGO (J. C. Campusano)

JAUJA (L. Alonso)

LA TERCERA ORILLA (C. Murga)

3D (R. Ruiz)

AMAR ES BENDITO (L. Paolinelli)

EL PERRO MOLINA (J.C. Campusano)

EL ULTIMO VERANO (L. Naranjo)

LA FORMA EXACTA DE LAS ISLAS (D. Casabé y E. Dieleke)

Jorge García / Copyleft 2015