BAFICI 2009 BONUS TRACK 1

BAFICI 2009 BONUS TRACK 1

por - Festivales
07 Abr, 2009 05:35 | comentarios

AQUEL QUERIDO TONY MANERO

  Por Nicolás Prividera

1. Lunes 30 de marzo. Mi primer día en el BAFICI, sólo para ver un «programa doble» armado ad hoc. Mi atención no soporta más (tampoco mi fobia a las multitudes de cinéfilos circunstanciales, o mi desazón ante el meeting de críticos que salen de las funciones enalteciendo o destruyendo films en menos tiempo del que le toma enfriarse  su café). Hace ya varios festivales que no veo más que retrospectivas, o aquellos contados films que generan alguna discusión (incluso en el sinestésico guetto de los críticos), y de los que se puede esperar aún alguna idea o gesto que remueva «las frías aguas del cálculo egoísta» (de las que el cine independiente tampoco puede escapar, como concentrada sucursal del capitalismo global).  

2. Por lo que había oído, Tony Manero y Aquel querido mes de agosto sólo comparten un lugar en la competencia. Nada más lejano entre sí que una dura película chilena que se propone como una fábula sobre el pinochetismo y un amable doc-fic sobre la música y los paisajes del interior de Portugal. Sin embargo, los acompaña cierta controversia, aunque por motivos diferentes: a Tony Manero por su contenido (fascista para algunos, punzante para otros) y a Aquel querido mes de agosto por su forma (incoherente para algunos, renovadora para otros). Podría esperarse que unos tengan razón y otros no, pero salgo del cine-shopping con la convicción de que ninguna visión maniquea puede ser totalmente cierta: Tony Manero y Aquel querido mes de agosto son films tan notables como discutibles, y es ese efecto disruptivo (potenciado al verlos juntos) el que los hace dignos de atención, y los clarifica mutuamente (o al menos permite proponer alguna hipótesis en común, que ponga en primer plano su contradicción o su paradoja).

3. En cierto modo, ambos films son meditaciones sobre el pop (y, más específicamente, sobre la música pop). Pero en Tony Manero, el pop es tematizado como forma de dominación simbólica (aunque su alejamiento del pop tarantinesco no le evite caer en otras formas de dominación, como veremos), mientras que en Aquel querido mes de agosto el pop es naturalizado como música de fondo (incluso en la conversación final, que lo convierte en parte del paisaje), aunque parezca jugar con la forma con total libertad. En el Portugal de Gomes, el pop parece tan liberador como la belleza increada de la naturaleza; en el Chile de Larrain,  el pop es el trasfondo de la dominación fascista de la ciudad. Podría decirse que Aquel querido mes de agosto es un film amable sobre seres amables, y que Tony Manero es un film irritante sobre seres despreciables. Pero ambos nos devuelven, con sus pálidos reflejos, un solo rostro: el del espectador.

4.  Aquel querido mes de agosto es un film que nos invita a mirar el mundo con libertad, pero sólo para terminar reconciliados con él. Pese a su forma abierta, no es un film libertario sino tranquilizador. Tony Manero es un film fríamente calculado que torna imposible cualquier reconciliación. Pese a su formato previsible, no es un film fascista sino un film sobre el fascismo. El problema es que ambos films traicionan de algún modo su mayor virtud: Aquel querido mes de agosto al proponer una forma libertaria para una concepción conservadora, y Tony Manero al buscar una forma conservadora para una historia revulsiva.

5. Aquel querido mes de agosto se compone de la imbricación de dos zonas y modos (el documental y la ficción), que terminan confluyendo. Y el problema es que toda la libertad de la primera parte (donde los planos y voces y tonos se suceden de modo inesperado, como un caleidoscopio que va formando y haciendo mutar imágenes a partir de los mismos elementos, sin llegar nunca a una totalización cerrada), al confluir en la segunda parte en una mera historia rohmeriana de amor adolescente, se precipita en la obviedad (proponiendo una vez más la inutilidad del arte por el arte). Como si el film no supiera qué hacer con toda esa libertad y la condensara en una metáfora gastada para dejarnos tranquilos en esa módica infelicidad.

6. Tony Manero basa su fuerza en dos elementos consustanciales: por un lado, la enorme entrega de un actor que hace que el peso alegórico de su personaje no abandone nunca su contundencia real. Por el otro, la potencia de identificar la esencia del pinochetismo con un ser gris que sólo puede subsistir «robando vidas» (literal y metafóricamente). El film se centra en un asesino módico que sólo puede pasar desapercibido en un tiempo de asesinos (como el Verdoux de Chaplin), y que llega al crimen a través de su borramiento como ser moral, construyendo una realidad paralela que ocluye las miserias de su vicario ser a través de su obsesión por el film Fiebre de sábado por la noche (como lo hizo la propia sociedad latinoamericana bajo las dictaduras de los ’70). El problema es que un film tan consciente de sus medios cae de algún modo en la misma trampa que denuncia, y (como hace su protagonista con el traje blanco de Tony Manero) se viste con cierta sordidez pobrista (incluidas escenas de sexo a lo Reygadas) a gusto de la mirada extranjera (sensible al cruce de este registro «naturalista» con su puesta en escena a lo Dardenne).

7. De modo simétrico, los críticos latinoamericanos no le perdonarán a Tony Manero lo que le consienten a Aquel querido mes de Agosto: que ponga en escena una visión demasiado «prototípica» de su mundo (y esa es la persistente sumisión de lo latinoamericano frente a lo europeo: la mirada colonizada). Tal vez porque Tony Manero representa de algún modo (con sus fallas y virtudes) lo que somos, y Aquel querido mes de agosto (con sus fallas y virtudes) lo que deseamos ser. Es obvio cual film tiene más chances de llevarse algún premio…

VER: el excelente intercambio entre Quintín y Nicolás Prividera en el blog La lectora Provisoria: http://www.lalectoraprovisoria.com.ar/?p=3450

FOTOS: 1) Póster de Tony Manero; 2) Póster de Aquel querido mes de agosto; 3) fotograma de Aquel querido mes de agosto; 4) fotograma de Tony Manero.

COPYLEFT 2009 / NICOLÁS PRIVIDERA