AFORISMOS VISUALES 7

AFORISMOS VISUALES 7

por - Aforismos V
30 Jul, 2008 04:52 | comentarios

Desde que el voto del vicepresidente Cobos sentenció a muerte la resolución 125 que sostenía las retenciones móviles, he escuchado y leído por ahí que su alocución en el senado parecía la de James Stewart en una película de Capra. Y es probable que así fuera (ayudado por la musicalización de TN y el largo discurso en que recordaba su vida como si todo la llevara al «histórico» destino de esa noche), pero esa correlación no dice nada de la valoración que podemos hacer de su «actuación». Porque el problema del discurso (y la acción) de Cobos es precisamente el de los héroes de Capra: la idea de que un hombre «honesto» puede salvar un sistema corrupto, no hace más que ocultar el modo corrupto en que el sistema se vale del ideal del héroe circunstancial.

Caballero sin espada (Mr. Smith Goes to Washington, 1938), filmada hace ya setenta años, era un alegato a favor de los principios básicos de la democracia rodado en un momento en que parecía retroceder frente a las ideologías «totalitarias». Capra quiso lanzar un filme claramente propagandístico en que se ensalzaban los valores bajo los que se fundaron los Estados Unidos de América: «Un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo». Pero junto a la amenaza exterior del fascismo, Capra se atrevía a señalar a las grandes corporaciones económicas y mediáticas como los más peligrosos enemigos del igualitarismo norteamericano, presentando como principal amenaza de la democracia americana al enemigo interior: los oligopolios (capaces de gobernar al margen de la voluntad popular y de manejar como títeres a los congresistas) y la demagogia y la manipulación informativa como medio de conducir a la opinión pública según la conveniencia de los poderosos. El problema es que la solución vuelve a pasar (como en ¡Qué bello es vivir!) por la guerra de un solo hombre: James Stewart interpreta a un personaje llamado muy simbólicamente Jefferson Smith, que sacrifica su reputación en una lucha sin esperanza contra la manipulación política de un potentado corrupto. Se trata del prototípico héroe de Capra: un hombre sencillo, anónimo, intachable, capaz de ofrecer su vida en defensa de los valores de su comunidad, aunque la victoria sea un ideal inalcanzable.

En la invertida versión criolla (en la que un vicepresidente con cara de buenazo dice que enfrenta el momento más difícil de su vida para luego votar contra el gobierno que integra para lanzarse después a las rutas a recoger la reverencia de sus vecinos) son las corporaciones las que representan al pueblo y el enemigo a vencer es el Estado… Lo que demuestra una vez más que el problema no es la azarosa aparición del ídolo solitario, sino la omnipresencia del sistema que lo presenta como mesías. Como en el cuento de Borges, el héroe es también el traidor: todo depende de cómo se cuente la Historia. (Nicolás Prividera)