ADIÓS A LA MEMORIA

ADIÓS A LA MEMORIA

por - Críticas
29 Nov, 2021 09:17 | Sin comentarios
Viejos materiales filmados por el padre del realizador constituye el punto de partida de un ensayo sobre la memoria personal e histórica.

CONTRA EL OLVIDO Y LA PENA 

Al promediar el segundo acto de Adiós a la memoria, la película contiene en su interior un pequeño corto de terror. Es un prodigio cinematográfico amateur y una pieza extraordinaria de la elaboración inconsciente de un niño que lleva consigo la memoria de la desaparición de su madre. ¿Qué puede hacer el hijo frente a la ausencia? ¿Cómo puede conjurar o al menos procesar, es decir, narrar(se) el terrorismo de Estado a una temprana edad en la que ni se es todavía adolescente? El corto sin nombre es el desplazamiento eficaz del dolor íntimo en un relato. Ese pasaje de Adiós a la memoria es la resistencia ante el olvido y la transformación de la pena en estética. La madre no revivirá, pero el hijo sigue vivo y hace algo con el dolor y la bronca. Hace cine.

Cuando Prividera comenzó Adiós a la memoria no sabía si su papá iba a morir antes de que la película estuviera finalizada. Sabía, sí, o más bien era testigo directo, que su padre prefería perderse en un presente inadvertidamente deletéreo en el que la consciencia se apaga lentamente y desdibuja en su deterioro los lazos con el pasado. El pasaje en el que Héctor Prividera no puede asociar correctamente el nombre “Marta Serra”, el de su esposa, es otro instante en el que se entrevé lo endeble de la memoria, la contingencia y la precariedad de la identidad. La identidad es una memoria que actúa.

Pero lo que sucede con el padre de Prividera, y así lo concibe el propio director, no constituye un drama familiar suscitado por el desmoronamiento psíquico de Héctor, sino una expresión indirecta y microscópica del desmantelamiento de la memoria como experiencia colectiva. En ciertas ocasiones, a veces intolerables o irreconciliables, hay quienes prefieren el olvido, como el padre. Pero el hijo desestima ese camino y todo el esfuerzo de la película consiste en reconstruir la memoria familiar en sintonía dialéctica con la memoria de Argentina.

Aquí, la segunda parte del siglo XX en Argentina y las dos décadas del ya siglo en curso se hacen sentir en toda su contundencia. La violencia política es ubicua, el sistema económico dominante es un fondo permanente en el que se fabrica miseria y exclusión. Un travelling dedicado a registrar las calles de Buenos Aires en la actualidad es suficiente para reconocer que el término “neoliberalismo” no es una abstracción académica o un título periodístico. Lo mismo cuando en una película familiar el rostro de un niño es el de los miles que jamás conocerán los pretendidos beneficios de la sociedad de consumo.

Adiós a la memoria revela todavía algo más y lo expone sin explicitarlo: la memoria es una operación de montaje. Esto no significa que la reconstrucción de la memoria sea antojadiza o esté deslindada de la verdad. He aquí una de las razones por la cual el cineasta no habla en primera persona en el off y prefiere el empleo de la tercera persona; es un matiz gramatical que también modifica la gravitación de la enunciación en el film sin por eso desconocer la responsabilidad subjetiva del propio montaje frente a los hechos del mundo. Es el principio poético elegido por el cineasta, del que se predica una posición política. De ese modo los materiales filmados por Héctor, las películas caseras, las citas bibliográficas o cinematográficas u otros materiales de archivos son subsumidos en una reconstrucción por la cual la Historia argentina deviene el espejo deformante donde se refleja la historia de los Prividera.

Película incómoda y conmovedora Adiós a la memoria, porque es un relámpago y un trueno producidos en imágenes y sonidos que reverberan en un período cínico en el que los lazos sociales están heridos y la verdad elidida. Verla es verse en el entramado de la Historia, en la intersección del Yo con su época.

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Adiós a la memoria, Argentina, 2020

Escrita y dirigida por Nicolás Prividera

*Publicada en otra versión y con otro título en La Voz del Interior en el mes de noviembre de 2021

Roger Koza / Copyleft 2021