21 BLACKJACK

21 BLACKJACK

por - Críticas
21 Abr, 2008 04:44 | Sin comentarios

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

LAS MATEMÁTICAS DE LA BANALIDAD

21 Blackjack, EE.UU., 2008.

Dirigida por Robert Luketic. Escrita por Steinfield y Allan Loeb

° Sin valor

Una de las tantas películas de casinos en la que perdemos plata y tiempo, aunque algunos colegas parecen quedar fascinados con este tipo de películas mediocres y cretinas.

¿Se puede hacer una película sobre la opulencia sin pactar con ella? Esta no es, naturalmente, una pregunta de Hollywood. Como suele suceder siempre, todas las películas en las que se afana a un casino, los costos previos de planificación del atraco son excesivos. Para robar hay que invertir, esa es la premisa. Y como también se acostumbra, a menos que sea una remake de Robin Hood, el hurto no es distributivo.

Narrativamente fluida y estéticamente esquemática, 21 blackjack concentra su historia en los derroteros sorprendentes  (y ligeramente verídicos…) de un estudiante del MIT que sueña con llegar a Harvard pero que no tiene el dinero para pagar sus estudios. La opción es ganar una beca imposible: compiten casi 70 genios y uno solo será el elegido. El héroe en cuestión podría ser Peter Parker, pues posee los mismos rasgos inocentes de aquel y sin dudas pertenece a una clase social que no tiene la riqueza suficiente para costear una educación de excelencia.

Estudiar, trabajar e inventar con sus amigos artefactos científicos en los ratos libres, todo eso constituye la vida ejemplar del joven Ben. Pero cambiará cuando su profesor de matemáticas lo invite a una aventura grupal que nada tiene que ver con las vernáculas cruzadas pitagóricas de Adrián Paenza, sino con la aplicación de la aritmética a la estafa. Aceptar este emprendimiento tendrá sus consecuencias.

Robert Luketic fue responsable de Legalmente rubia, una película menor pero perspicaz y honesta en la que se establecía un discreto elogio al conocimiento y a su empleo responsable. Allí destilaba una ética del saber y una sensibilidad de clase. Algo diametralmente opuesto sucede con 21 blackjack. Aquí se celebra la manipulación, el engaño y la traición como elementos cancheros y justificados para cumplir metas personales. A su vez, hay una cierta fascinación por Las Vegas, paradigma y fantasía de un sistema socioeconómico, cuya fealdad luminosa y arquitectónica aquí se la retrata como si el objetivo de la cámara estuviese frente a un triunfo de la voluntad humana sobre el desierto.

21 blackjack, como la mayoría de las películas manufacturadas en el país de los Oscar, suma planos a toda velocidad. Es la regla de vértigo, cuya operación sobre el espectador disminuye la percepción a través de una excesiva estimulación de imágenes rápidas, de tal modo que no se pueda pensar lo que se ve. Y aunque Luketic, en un pasaje vistoso, se apropie de cierta estética característica del Wong Kar Wai de principios de los ’90 (la escena en la que Ben está inmóvil y el mundo a su alrededor está hiperacelerado), su película pocas veces estimula la sensibilidad y la inteligencia.

Explicarlo todo, subrayar, jamás arriesgar y apostar a lo seguro, 21 blackjack pertenece a ese batallón de películas que todos los jueves invaden las salas y nos entrenan a no pensar. Subestimar a la audiencia, infantilizarla hasta al hartazgo y hacerle creer en la inocencia del entretenimiento, ese es el programa del cine hamburguesa que juega con nosotros utilizando los mismos trucos del villano interpretado por Spacey.

 Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza

 Esta crítica fue publicada durante el mes de abril por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.